Cada año, miles de inmigrantes se desplazan hasta la provincia de Jaén en los meses de noviembre y diciembre para buscar un trabajo en la recolección de la aceituna que, a veces, se resiste en aparecer. Cientos de esos miles confluyen en Porcuna. Muchos, llegan sólo con lo puesto, sin dinero y con apenas pertenencias. Ahí entra la labor benéfica de Cáritas Parroquial de la localidad.
Habib Barry nació en Guinea-Conakry hace 32 años y llegó a Porcuna a principios de diciembre para buscar faena en la recolección de aceituna. “Un amigo me avisó para que viniera aquí a trabajar en la recogida de las olivas porque había posibilidad de encontrar tajo”. El guineano recorrió los 800 kilómetros que separan Jaén de Lérida, donde había trabajado en los campos de fruta, para buscar unos jornales que ayudaran a su novia e hija.
Un caso muy parecido al de Barry es el de Mustapha, un senegalés de 38 años que, aunque lleva viviendo algunos años en la localidad, también era proveniente de la ciudad catalana de Lérida. “He encontrado trabajo en la aceituna y además me saco algo de dinero extra vendiendo diversos artículos por los mercadillos y los bares”, explica Mustapha.
Cáritas ha ofrecido casi tres mil comidas en 24 días
Ambos se sienten muy agradecidos a la labor que hace Cáritas Parroquial por la ayuda que reciben tanto ellos, como los centenares de inmigrantes que auxilia en estas fechas. Según el director de la entidad caritativa, Cayetano Ruíz, durante los días en los que el comedor social se ha mantenido abierto, han sido ofrecidas 2.785 comidas a todas aquellas personas necesitadas que han querido alimentarse.
Hasta el 14 de diciembre, día en el que se cerró el comedor, Cáritas Parroquial Porcuna ha ofrecido diariamente comida caliente para unas cien personas. El plato principal consistía en legumbres, arroz o pasta, además del postre y de un bocadillo para la cena. La sede de la entidad posee duchas para la higiene personal y una lavadora para que el usuario pueda lavar su ropa.
Además, durante dieciocho noches los miembros de la entidad han recorrido las calles del municipio ofreciendo café caliente y mantas a todas aquellas personas que pernoctan a la intemperie esperando un trabajo que muchas veces nunca llega. Cáritas también se hace cargo económicamente de los medicamentos que los facultativos recetan a los inmigrantes.
“La gente de Porcuna es solidaria”
Cayetano Ruíz resalta la solidaridad del pueblo de Porcuna. “Recibimos muchos donativos de personas anónimas”. Además, la entidad se financia mediante los donativos de alimentos y en metálico, la subvención recibida por parte de la Diocesana, la colaboración del Ayuntamiento con la Fiesta de la Solidaridad y con la aportación de los socios protectores por medio de las cuotas anuales.
Otra historia personal es la de Mimoun, un inmigrante marroquí que llegó a Porcuna para buscar un trabajo en la aceituna. Natal de la ciudad de Nador, es la primera vez que llega a la localidad, aunque su estancia es corta ya que tiene pensado estar apenas tres días ya que le habían comentado que en Porcuna no había trabajo. “He venido a España porque en Marruecos se cobra 10 euros por una jornada laboral en la recolección de la naranja”, manifiesta. Además, también da las gracias a Cáritas Parroquial por el trato que le han dado en los apenas tres días que pasará en Porcuna.
Aunque el perfil más extendido del inmigrante que llega a tierras jiennenses es el de una persona casi analfabeta y sin estudios, Habib Barry y Mustapha son la excepción que confirma la regla. El guineano es licenciado en Matemáticas mientras que el senegalés finalizó sus estudios de Filología Francesa. “En mi país no hay apenas trabajo relacionado con las Matemáticas, además no pagan bien y los alumnos de las escuelas faltan mucho el respeto a los profesores”, explica Habib. Además, continúa “He preferido buscar otro camino y buscarme la vida como si no hubiera estudiado”, sentencia el guineano.
Por su parte, Mustapha tampoco ha ejercido la profesión que estudió en la universidad. “La mentalidad de los habitantes de Senegal es la de viajar a Europa, un lugar donde se tendrá una vida mejor, aunque luego no sea así”.
Cáritas Parroquial fue fundada en Porcuna en el año 1968 y hasta la fecha la han dirigido cuatro directores, siendo Cayetano Ruíz el actual. Con sus 86 años, cada día se levanta de la cama y se siente con fuerzas para ayudar a toda aquella persona que se lo pide. “Me han sacado dos veces de la sede de Cáritas en ambulancia por una enfermedad de corazón”, revela el director.
Según cuenta, algunos empresarios tienen a los inmigrantes atados en la localidad a sabiendas de que nunca los contratarán. “No piensan en las fatigas que está pasando esa persona y le dan falsas esperanzas por si en un momento dado le fuera necesario un trabajador”, denuncia Ruíz.
Son muchas personas las que pasan cada día por delante del director de la entidad y en momentos puntuales, algunas veces se crean incidentes. “Yo aguanto al máximo, pero algunas veces exploto”.
Porcuna es una localidad solidaria, como bien dice Cayetano Ruíz. Por ello, el municipio no debería perder ese calificativo por muy malos tiempos que corran. En las épocas de escasez es donde sobresalen los buenos corazones y en Porcuna aún los hay que son capaces de realizar buenas obras ayudando a cualquier persona que lo necesita.
Habib Barry nació en Guinea-Conakry hace 32 años y llegó a Porcuna a principios de diciembre para buscar faena en la recolección de aceituna. “Un amigo me avisó para que viniera aquí a trabajar en la recogida de las olivas porque había posibilidad de encontrar tajo”. El guineano recorrió los 800 kilómetros que separan Jaén de Lérida, donde había trabajado en los campos de fruta, para buscar unos jornales que ayudaran a su novia e hija.
Un caso muy parecido al de Barry es el de Mustapha, un senegalés de 38 años que, aunque lleva viviendo algunos años en la localidad, también era proveniente de la ciudad catalana de Lérida. “He encontrado trabajo en la aceituna y además me saco algo de dinero extra vendiendo diversos artículos por los mercadillos y los bares”, explica Mustapha.
Cáritas ha ofrecido casi tres mil comidas en 24 días
Ambos se sienten muy agradecidos a la labor que hace Cáritas Parroquial por la ayuda que reciben tanto ellos, como los centenares de inmigrantes que auxilia en estas fechas. Según el director de la entidad caritativa, Cayetano Ruíz, durante los días en los que el comedor social se ha mantenido abierto, han sido ofrecidas 2.785 comidas a todas aquellas personas necesitadas que han querido alimentarse.
Hasta el 14 de diciembre, día en el que se cerró el comedor, Cáritas Parroquial Porcuna ha ofrecido diariamente comida caliente para unas cien personas. El plato principal consistía en legumbres, arroz o pasta, además del postre y de un bocadillo para la cena. La sede de la entidad posee duchas para la higiene personal y una lavadora para que el usuario pueda lavar su ropa.
Además, durante dieciocho noches los miembros de la entidad han recorrido las calles del municipio ofreciendo café caliente y mantas a todas aquellas personas que pernoctan a la intemperie esperando un trabajo que muchas veces nunca llega. Cáritas también se hace cargo económicamente de los medicamentos que los facultativos recetan a los inmigrantes.
“La gente de Porcuna es solidaria”
Cayetano Ruíz resalta la solidaridad del pueblo de Porcuna. “Recibimos muchos donativos de personas anónimas”. Además, la entidad se financia mediante los donativos de alimentos y en metálico, la subvención recibida por parte de la Diocesana, la colaboración del Ayuntamiento con la Fiesta de la Solidaridad y con la aportación de los socios protectores por medio de las cuotas anuales.
Otra historia personal es la de Mimoun, un inmigrante marroquí que llegó a Porcuna para buscar un trabajo en la aceituna. Natal de la ciudad de Nador, es la primera vez que llega a la localidad, aunque su estancia es corta ya que tiene pensado estar apenas tres días ya que le habían comentado que en Porcuna no había trabajo. “He venido a España porque en Marruecos se cobra 10 euros por una jornada laboral en la recolección de la naranja”, manifiesta. Además, también da las gracias a Cáritas Parroquial por el trato que le han dado en los apenas tres días que pasará en Porcuna.
Aunque el perfil más extendido del inmigrante que llega a tierras jiennenses es el de una persona casi analfabeta y sin estudios, Habib Barry y Mustapha son la excepción que confirma la regla. El guineano es licenciado en Matemáticas mientras que el senegalés finalizó sus estudios de Filología Francesa. “En mi país no hay apenas trabajo relacionado con las Matemáticas, además no pagan bien y los alumnos de las escuelas faltan mucho el respeto a los profesores”, explica Habib. Además, continúa “He preferido buscar otro camino y buscarme la vida como si no hubiera estudiado”, sentencia el guineano.
Por su parte, Mustapha tampoco ha ejercido la profesión que estudió en la universidad. “La mentalidad de los habitantes de Senegal es la de viajar a Europa, un lugar donde se tendrá una vida mejor, aunque luego no sea así”.
Cáritas Parroquial fue fundada en Porcuna en el año 1968 y hasta la fecha la han dirigido cuatro directores, siendo Cayetano Ruíz el actual. Con sus 86 años, cada día se levanta de la cama y se siente con fuerzas para ayudar a toda aquella persona que se lo pide. “Me han sacado dos veces de la sede de Cáritas en ambulancia por una enfermedad de corazón”, revela el director.
Según cuenta, algunos empresarios tienen a los inmigrantes atados en la localidad a sabiendas de que nunca los contratarán. “No piensan en las fatigas que está pasando esa persona y le dan falsas esperanzas por si en un momento dado le fuera necesario un trabajador”, denuncia Ruíz.
Son muchas personas las que pasan cada día por delante del director de la entidad y en momentos puntuales, algunas veces se crean incidentes. “Yo aguanto al máximo, pero algunas veces exploto”.
Porcuna es una localidad solidaria, como bien dice Cayetano Ruíz. Por ello, el municipio no debería perder ese calificativo por muy malos tiempos que corran. En las épocas de escasez es donde sobresalen los buenos corazones y en Porcuna aún los hay que son capaces de realizar buenas obras ayudando a cualquier persona que lo necesita.
M. J. MOLINA / REDACCIÓN
