Un tren atraviesa los maizales antes de descarrilar. Despierto del coma y pinto un punto y seguido en tus labios. Me he cansado de luchar por el rey, por el pueblo, por la libertad. Cansado de recorrer el esqueleto de plomo de aquel dinosaurio. Deseo ser William Wallace y que mis huevos g…
Lo peor que le pudo ocurrir fue morir en el encabezamiento. El escritor se sentía en prisión preventiva. Criaba consejos, dejó de contestar al teléfono. Se pasaba los días fotografiándose los purísimos genitales y matando pinzones con una escopeta de plomillos. "Necesito arrimo"…
Hubiera seguido a Robespierre hasta la muerte. La suya, claro. Fui marxista después de mi muerte, pimentón antes que vivo. Admiré a Felipe González cuando Isidoro tiraba a la canasta en el Bosque de Sherwood. Sin embargo, cuando cumplí dos años de edad, comuniqué insolentado a mi progenit…
Nuestro amor terminó cuando decidí hacer el testamento de la vaca. El testamento de quien no tiene más que un puñado de leches en la nevera. Ese fue nuestro final. Ahora tus fotos son aguas residuales y yo me dedico a combatir la noche ciega, me dedico a enterarme en qué mundo vivimos. Y …
La primera vez que la ví, siguiendo el rumbo de la mermelada, con mis párpados renqueando en su propia buhardilla, sentí una sensación refrigerante, un frescor en mi ánimo, la respiración espumante del leñador bañándose en el tóner de la vida. El hechicero había vencido a las fiebres luch…
Cuando conocí a Ángela, los aviones de la CIA apedreaban los cielos y las gentes hablaban como la sopa Wan Tan mientras corrían detrás de sus platos. Entonces, el forense apagó la luz, y con ello, el litoral de los esqueletos en su camarín. En mí aún quedaba el perfume del escritor maldit…