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Jes Jiménez | Los escurridizos nombres de los colores

Una descripción de cada color precisa e inconfundible es muy importante en muchos aspectos de la vida cotidiana y tiene especial relevancia en las diversas aplicaciones informáticas relacionadas con las imágenes; sobre todo, en aquellas implicadas en la visión artificial (computer vision): clasificación de imágenes, reconocimiento de objetos, identificación visual, seguimiento de personas…


La identificación de un color sin ambigüedades, sin posibles equívocos, es necesaria para discernir el contenido de las imágenes captadas y registradas. De hecho, la descripción claramente delimitada de cada color es uno de los principales problemas de la comprensión de la imagen.

En el contexto de los usos informáticos de las imágenes, se suele utilizar la identificación de los colores basándose en valores fotométricos establecidos por medio de sistemas convencionales (de los que hablaré en alguna entrega próxima). Esta forma de identificar los colores tiene algunos problemas por la dificultad de tener en cuenta las sombras, los reflejos y otros factores que pueden alterar la valoración fotométrica del color.

Una alternativa posible es identificar los colores por sus nombres y, de hecho, es posiblemente la fórmula más popular en todo tipo de sociedades. Y esto es lo que proponen un grupo de investigadores especialistas en visión artificial: identificar los colores por medio de un grupo de once colores básicos y otros 28 complementarios. Así, en el trabajo de Lu Yu y sus colegas se parte de considerar como colores básicos el negro, el azul, el marrón, el gris, el verde, el naranja, el rosa, el morado, el rojo, el blanco y el amarillo.


Los otros 28 colores se han seleccionado en función de los nombres de color más extendidos, y con un significado compartido entre los hablantes de la lengua inglesa. Y aquí es donde topamos con uno de los principales problemas para identificar los colores por sus nombres: la falta de correspondencia entre los nombres en distintas lenguas. Los nombres de los colores no tienen una equivalencia completa de unas lenguas a otras.

Por ejemplo, si buscamos en un diccionario el significado del término inglés purple, nos encontramos con tres posibles significados: "morado", "violeta" o "púrpura". Y resulta que en las muestras de los 28 colores complementarios aparece el violet (violeta) como color diferente del purple. Por lo tanto, en inglés hay una clara diferencia entre purple y violet.

Para complicar más las cosas, en el diccionario inglés se define purple como una mezcla de rojo y azul, mientras que, según el diccionario de la RAE, "morado" es un color “que está entre el rojo y el azul”. La verdad es que difícilmente se puede definir un color entre el rojo y al azul, ya que esto incluiría prácticamente todo el espectro luminoso. En todo caso, el morado se podría situar más allá del azul y en el otro extremo del rojo, como se puede comprobar en la siguiente ilustración.


¿Hay diferencias en castellano entre "morado", "púrpura" y "violeta"? Si buscamos en el Diccionario de la RAE el significado de "púrpura" nos dice que es un color “rojo oscuro que tira a violeta”. Y yo pienso que debe tirar muchísimo para poder llegar al otro extremo del espectro, ya que, según el mismo Diccionario de la gloriosa RAE, el violeta es “morado claro, semejante al de la violeta, y que ocupa el séptimo y último lugar en el espectro luminoso”.

Así que, según la RAE, el violeta es un morado claro que está situado en el extremo del espectro, pero el morado “está entre el rojo y el azul” y el púrpura es un rojo oscuro. ¿Ustedes entienden este galimatías? Yo, desde luego, no aunque hace ya bastante tiempo que perdí mi fe en la RAE como fuente de conocimiento fidedigno sobre el uso real y el significado preciso de las palabras.

Por otra parte, en Centroamérica se puede escuchar la palabra "morado" para referirse al color de la frambuesa, fruto que allí se denomina "mora". Así que incluso dentro de un mismo idioma, también es difícil encontrar una delimitación clara de los colores que corresponden a los nombres utilizados para designarlos.

Por cierto, al realizar las búsquedas en el sitio web de la RAE, me he encontrado con una interesantísima información que no puedo resistirme a compartir. Aparece en las consultas de la semana de los Tuits de @RAEinforma: “¿«Jesusito de mi vida» se escribe con mayúscula inicial y cursiva?”. Impaciente, leo la respuesta: “Sí, así se escriben los nombres de oraciones formados por un fragmento del primer verso («Rezó “Jesusito de mi vida”»).

Saber (espero que esta vez sí, de manera fidedigna) cómo se escribe “Jesusito de mi vida” satisface mi necesidad de conocimiento y, además, la información viene acompañada de una bonita imagen ilustrativa –y, por qué no, ejemplarizante–. Lo que no sé es por qué no aparecen las cursivas en la pantalla.

Bueno, se ha hecho un poco tarde para volver con los nombres de los colores, pero prometo seguir con el tema en la próxima entrega.

JES JIMÉNEZ SEGURA