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Bodegas Robles participa en un estudio para mejorar la producción vitivinícola a partir del uso de microalgas

Analizar el papel que desempeñan las microalgas en la fertilidad y en la recuperación de los viñedos. Ese es el objetivo que se ha marcado Bodegas Robles, santo y seña de la producción ecológica en Andalucía y referente de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Montilla-Moriles, con su incorporación al Grupo Operativo AlgaVid, que trabajará durante los dos próximos años para demostrar la viabilidad de los bioproductos elaborados a partir de microalgas en la producción vitivinícola de Andalucía, Aragón y Castilla-La Mancha.


La investigación está financiada con cargo al Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder), así como a través de los Fondos de Recuperación Next Generation, mientras que el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación la ha incorporado a su Plan Nacional de Desarrollo Rural.

Los primeros análisis han permitido determinar que las microalgas son capaces de fijar entre 1,5 y 2 kilos de dióxido de carbono por cada mil gramos de biomasa producida. "Al ser utilizadas en la actividad agrícola, se quedarán retenidas en el suelo, que es el mayor sumidero de dióxido de carbono de las cepas y, de este modo, la agricultura podría alcanzar una cuota de CO2 negativa, es decir, consumir más carbono del que produce", explicó Francisco Robles, quien no ocultó su "entusiasmo" por la participación de Bodegas Robles en este proyecto.

Otro de los propósitos del Grupo Operativo AlgaVid es "tratar de validar el uso de las microalgas en la agricultura para mitigar los efectos del cambio climático", una práctica que, a juicio de Francisco Robles, "permitiría recuperar la microbiota del suelo y frenar su erosión", además de propiciar un uso más eficiente del agua.

De hecho, "este proyecto también contempla el aprovechamiento y la recuperación de aguas de la industria agroalimentaria mediante el uso de las microalgas", resaltó el gerente de Bodegas Robles, quien elogió el carácter "altamente innovador" del Grupo Operativo Algavid, que se apoyará en una red de sensores edáficos, ambientales y fenológicos, dotados de Inteligencia Artificial, que permitirán al usuario el manejo de su viñedo a través de indicaciones por voz.

El proyecto se ejecutará por fases a lo largo de los dos próximos años y arrancará con el diseño de un nuevo programa de fertilización y de riego a través de la autoproducción de bioestimulantes a partir de microalgas. "En una segunda fase se tratará de mejorar el plan de fertilización y la calidad del suelo y del agua de riego de los cultivos", avanzó Francisco Robles, quien desveló que, para ello, se creará un plan de producción de bioestimulantes para cada estado fenológico de la vid, además de un programa de mejora y de recuperación de suelos a largo plazo.

La tercera actividad del proyecto de investigación consistirá en el desarrollo e implementación de un módulo dotado de Inteligencia Artificial para facilitar la toma de decisiones por parte del sector vitivinícola, mientras que la última permitirá establecer un protocolo de trabajo "para que la solución sea aplicable a otros cultivos" y, de este modo, "proponer metodologías que justifiquen la necesidad de regular el uso de soluciones vegetales en la producción agraria".

Grupo Operativo AlgaVid

El Grupo Operativo AlgaVid se enmarca en las ayudas para el impulso de Grupos Operativos de la Asociación Europea de Innovación (AEI-Agri), cuyo objetivo es incrementar la productividad y sostenibilidad agrícolas, a través del Programa Nacional de Desarrollo Rural (PNDR) 2014-2020.

Está coordinado por Fundación Ayesa y participan las Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía, la startup G2G Algae Solutions, el Centro Tecnológico Leitat, Viñedos del Río Tajo, la Fundación Agroecosistema, Bodegas Robles y la viticultora Beatriz Larrosa.

J.P. BELLIDO / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍA: J.P. BELLIDO