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Aureliano Sáinz | La nueva familia en Therese Benedek

Me encuentro, por fin, inmerso en un libro que llevará por título El dibujo de la familia. Han sido muchos años investigando en las representaciones que realizan los escolares acerca de cómo ven a sus propias familias a través de sus dibujos. También han sido numerosos artículos los que he publicado en distintos medios, por lo que me parecía razonable que ya recogiera en una publicación todo lo que he ido escribiendo a lo largo de los años.


Bien es cierto que en la tercera edición de El Arte Infantil. Conocer al niño a través de sus dibujos incorporaba al final del libro un extenso capítulo dedicado a este tema. Pero he considerado que era necesario profundizar en un tema en el que se recogieran todas las modalidades que actualmente existen de familias, con el fin de indagar en la formación y el desarrollo de las emociones en niños y niñas a partir de ese núcleo social básico.

Son muchos los autores de distintas disciplinas (antropología, sociología, psicología, psicoanálisis, pedagogía…) a los que he acudido para fundamentar con solidez las tesis que desarrollo en el libro. Pero hay un caso que quisiera presentar en esta ocasión por la lucidez con la que abordó el significado emocional, especialmente dentro de los progenitores, de los cambios que se producían en el paso de la denominada familia tradicional a lo que podríamos llamar nueva familia –aunque, como he indicado, habría que hablar en plural, es decir, nuevas familias–.

Se trata de la psicoanalista Therese Benedek, de la que brevemente extraeré algunos párrafos de su obra La familia, que compartió con autores tan relevantes como Erich Fromm o Max Horkheimer. Brevemente, indicaré que Therese Friedman, que así es su nombre original, nació en 1892 en la localidad húngara de Eger.

Fue la única de los hermanos que realizó estudios universitarios en el campo de la Psicología Infantil. Tras seguir los cursos de lectura psicoanalista del húngaro Sándor Ferenczi, discípulo de Sigmund Freud, decidió pasar al campo del psicoanálisis.

Con su marido, Tibor Benedek, en 1936, un año después del ascenso al gobierno alemán del Partido Nazi de Adolf Hitler, decidió huir a Estados Unidos, tras haber trabajado en Berlín durante años en la Universidad de Leipzig, accediendo a la ciudadanía estadounidense en 1943.

En su nuevo país, comenzó trabajando como analista en el Instituto Chicago de Psicoanálisis. Fue una de las personas más relevantes en la implantación de esta disciplina en Estados Unidos, al haberse especializado en el estudio de la mujer dentro de las nuevas formas familiares. Fue presidenta de la Sociedad Psicoanalista de Chicago, ciudad en la que falleció el 27 de octubre de 1977 a la edad de 84 años.


Para que, básicamente, podamos comprender la visión de los niños acerca de cómo expresan sus ideas, tanto de la familia tradicional como de las nuevas formas familiares, que fueron estudiadas por Benedek, selecciono dos dibujos de cada una de ellas y paso a explicarlos.

En el que acabamos de ver, de un niño de 9 años, se distinguen las diferencias de tamaño y de roles de su madre y de su padre. Como podemos observar, su madre, en tamaño muy pequeño, se encuentra barriendo la casa; mientras que su padre, muy grande, trabaja sentado con el ordenador. Claramente, se aprecia la diferencia de los valores simbólicos que les atribuye en el seno de una familia con roles tradicionales.

Por otro lado, y dada la brevedad que exigen los artículos en medios digitales, destaco dos párrafos de Therese Benedek sobre la familia tradicional extraídos del libro La familia.

La estructura emocional de la familia patriarcal idealizada resultaba fija y estática: el padre-marido se suponía fuerte y activo y su papel consistía en proporcionar a la esposa y a los hijos no solo los medios de subsistencia necesarios sino también el amor y la protección indispensables, como medio de seguridad personal” (pág. 149).

Es indudable que no llegaremos a comprender los problemas del individuo actual si seguimos generalizando y creyendo que la imagen de los padres, forjada y experimentada por el niño, es la de una madre que constituye la única fuente de satisfacción, de placer y de un padre fuerte, infalible, representante amenazador del código moral” (pág.168).


La imagen de un padre fuerte, activo, infalible y representante del código moral de la familia, tal como manifiesta Benedek, se puede expresar gráficamente de diferentes modos. Aparte del aumento de tamaño, bastante habitual en los dibujos de niños y niñas cuando viven en familias tradicionales, también la posición que ocupan dentro de la escena del grupo familiar nos da pistas del simbolismo de autoridad paterno.

Es lo que vemos en el dibujo precedente, de una chica de 11 años, que comenzó por la figura de su padre, quien aparece sentado en una butaca, como signo evidente de autoridad. Posteriormente, trazó las de su madre, su hermana, sus dos hermanos y ella misma, todas de pie, rodeando el espacio ocupado por la figura paterna.


En las últimas décadas, y en las sociedades occidentales, los cambios en las estructuras familiares han sido enormes. Como expresión de esas transformaciones, que Therese Benedek comenzó a analizarlas ya en los sesenta y setenta del siglo pasado, aporto algunos párrafos de lo que ella consideraba rasgos de la nueva familia.

El matrimonio entre cónyuges iguales es el ideal de la sociedad democrática individualista [o de reconocimiento de cada individuo]. Nuestra aspiración cultural es, por consiguiente, que el matrimonio opere sobre el fundamento único del amor, es decir, no solo en función de la reproducción, sino también en la búsqueda de la felicidad, de la maduración individual de cada uno de los cónyuges” (pág. 159).

La obligación de estos es ayudarse mutuamente” (pág. 159).

La función actual de la familia es la siguiente: ha de crear las condiciones que permitan a cada uno de sus miembros intentar y conseguir la mejor integración posible de su individualidad y conservar, al contraer matrimonio, su capacidad de ajuste a las exigencias de la vida familiar” (pág. 167).

Como expresión de estas ideas, he mostrado el dibujo de Raquel, una niña de 10 años. Vemos que comenzó representando, en primer lugar, a su madre, como signo de la importancia que ella le atribuye dentro del grupo familiar. La traza segura y saludando con las dos manos; al tiempo que el padre está a su lado, con los brazos detrás de la espalda. Ella y su hermano aparecen juntos en la izquierda, ambos en actitud cariñosa.


Uno de los aspectos emocionales significativos dentro de las nuevas familias es que el padre no tiene problemas de mostrarse afectuoso con sus hijos o hijas, puesto que entiende que la virilidad no se encuentra en la idea tradicional que se transmitía según los valores que nos ha descrito Therese Benedek, de la que continúo con otros párrafos suyos.

En las mentes de los niños actuales la imaginería de sus padres no tiene contornos tan definidos” (pág. 168).

El comportamiento de los padres hacia el recién nacido está condicionado hoy por la igualdad entre el marido y la mujer, por la igualdad de su responsabilidad y por la similitud del goce que les producen los niños” (pág. 168).

El joven marido que ayuda a su mujer pone en marcha, inconscientemente, un proceso que le hará extremadamente difícil, por no decir imposible, el papel patriarcal del padre” (pág. 168).

Como ejemplo de lo indicado es el dibujo de Marina, una niña de 11 años. En él, vemos que el padre lleva en hombros a su hermana pequeña, de modo que esta expresa su alegría extendiendo los brazos. Por otro lado, el grupo familiar aparece muy unido por la superposición de los cuatro miembros que ha realizado la autora.

Para cerrar este breve recorrido por las ideas de Therese Benedek, viene bien esta frase en la que nos dice que “la familia tiene una función doble: es conservadora porque mantiene los logros del pasado; es progresiva, porque transmite los nuevos bienes culturales”. A fin de cuentas, dentro de los cambios de las estructuras familiares encontramos esa visión dialéctica en la que hay que saber articular todo lo favorable de las formas tradicionales con los nuevos valores que en la actualidad se defienden.

AURELIANO SÁINZ