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José Antonio Hernández | Nuestra voz interior

En esta ocasión me permito comenzar aludiendo a la respuesta que le ofrecí a un amigo que me había preguntado quiénes eran los destinatarios del libro titulado Cháchara (Barcelona, Paidos), obra de Ethan Kross. Tras advertir el énfasis con el que resumí, con una sola palabra (“ejemplar”), mi juicio sobre sus análisis, en vez de preguntarme por su contenido, lo hizo sobre sus posibles lectores.


“¿A quiénes lo recomiendas?”, me preguntó. Y yo le dije: “He llegado a la conclusión de que interesará a las personas preocupadas por la salud mental, a los profesionales de la enseñanza, a los comunicadores, a los psicólogos y a los psiquiatras”.

En mi opinión, sus valores principales residen en su fundamentación en las investigaciones de los más acreditados especialistas, en sus detallados estudios en el laboratorio de la emoción y del autocontrol de la Universidad de Michigan, y también –y sobre todo– en el empleo de un lenguaje que, a pesar de su rigor, nos resulta claro, ameno e interesante.

Partiendo de sus propias experiencias, el profesor Kross, un especialista en Neurociencia que ha profundizado en la relación entre el dolor físico y el dolor emocional, nos cuenta los resultados de los análisis de los trastornos que él sufrió tras recibir una amenazadora carta anónima.

Este episodio determinó su decisión de investigar minuciosa y profundamente en las ventajas y en los riesgos de mantener monólogos interiores y de cultivar la introspección, “la facultad de prestar atención a los propios pensamientos”. Progresivamente fue descubriendo cómo el uso de la capacidad de imaginar, de recordar y de reflexionar ampliaba la capacidad para resolver problemas y para abrir sendas inéditas para su bienestar.

De manera sorprendentemente atractiva, nos muestra diversas herramientas para practicar los soliloquios, y nos detalla el lado oscuro de esas conversaciones que tenemos con nosotros mismos, esas “chácharas” que perjudican la salud, la vida familiar, las relaciones sociales, el ejercicio de las tareas profesionales porque –afirma– “esa inevitable dualidad de la voz interior es un verdadero rompecabezas de la mente humana”.

En mi opinión, sus fórmulas sencillas para empezar a aprender las técnicas que nos ayuden a aprovechar nuestra voz interior, a controlarla, a interpretarla y, cuando sea necesario, a dulcificarla, son –pueden ser– unas guías prácticas para abordar y para resolver situaciones estresantes con serenidad y con valentía. En resumen, sus análisis y sus propuestas son instrumentos prácticos para dominar la frecuente tensión que nos generan los pensamientos negativos y para sacar partido a los constructivos.

JOSÉ ANTONIO HERNÁNDEZ GUERRERO