El Museo de Porcuna elogia en su web a uno de los tres últimos caleros de Andalucía, Manuel Checa. Además, la institución ofrece un vídeo en el que se puede observar a Checa preparando el horno de cal para su posterior puesta en funcionamiento, una actividad protegida por la Ley Andaluza de Patrimonio como Bien Inmaterial.
Uno de los tres últimos caleros de Andalucía está en activo en Porcuna. Manuel Checa. Las técnicas tradicionales de extracción de la piedra para cal: Carbonato cálcico en Porcuna es ancestral. Los procesos técnicos son a mano, desde la fragmentación de las grandes piedras en otras menores, llenar el horno realizando la llamada ‘bóveda’ requiere de una técnica y sabiduría, transmitida de padres a hijos.
De esta manera el carbonato cálcico, la piedra, una vez pasada por el horno que dura unas 48 horas continuas donde la caldera hay que mantenerla activa. De manera que de 35.000 kilos de piedra, al final del proceso de la cremación solo habrá unos 9.000, ahora ya de oxido cálcico, la piedra de cal que conocemos y que al hidratarla se transforma en hidróxido cálcico, base para encalar o para los morteros de cal y arena tradicionales, milenarios.
El conocimiento de las piedras calizas, además de las areniscas, en Porcuna se remonta a la prehistoria. En época ibera los conjuntos escultóricos de Cerrillo Blanco fueron tallados en piedras calizas aptas para la labra de estas grandes esculturas. Los caleros de Porcuna, su oficio, es uno de los últimos procesos artesanales que se van a perder. En la localidad aún Manuel Checa mantiene esta tradición: la de la cal y el picón.
En sus hornos elabora la cal, tan importante hasta hace pocos años. Así, el Museo de Porcuna presenta un video en su canal que se completará con otros cuando el horno se ponga en funcionamiento. Desde el blog ‘Museo de Porcuna’ reconocen esta actividad, protegida por la Ley andaluza de Patrimonio como un Bien Inmaterial.
Uno de los tres últimos caleros de Andalucía está en activo en Porcuna. Manuel Checa. Las técnicas tradicionales de extracción de la piedra para cal: Carbonato cálcico en Porcuna es ancestral. Los procesos técnicos son a mano, desde la fragmentación de las grandes piedras en otras menores, llenar el horno realizando la llamada ‘bóveda’ requiere de una técnica y sabiduría, transmitida de padres a hijos.
De esta manera el carbonato cálcico, la piedra, una vez pasada por el horno que dura unas 48 horas continuas donde la caldera hay que mantenerla activa. De manera que de 35.000 kilos de piedra, al final del proceso de la cremación solo habrá unos 9.000, ahora ya de oxido cálcico, la piedra de cal que conocemos y que al hidratarla se transforma en hidróxido cálcico, base para encalar o para los morteros de cal y arena tradicionales, milenarios.
El conocimiento de las piedras calizas, además de las areniscas, en Porcuna se remonta a la prehistoria. En época ibera los conjuntos escultóricos de Cerrillo Blanco fueron tallados en piedras calizas aptas para la labra de estas grandes esculturas. Los caleros de Porcuna, su oficio, es uno de los últimos procesos artesanales que se van a perder. En la localidad aún Manuel Checa mantiene esta tradición: la de la cal y el picón.
En sus hornos elabora la cal, tan importante hasta hace pocos años. Así, el Museo de Porcuna presenta un video en su canal que se completará con otros cuando el horno se ponga en funcionamiento. Desde el blog ‘Museo de Porcuna’ reconocen esta actividad, protegida por la Ley andaluza de Patrimonio como un Bien Inmaterial.
REDACCIÓN / PORCUNA DIGITAL
