Como quien mira y descubre el mundo asombrado, Alfonso Jiménez es un fotógrafo que comparte con nosotros una alucinada manera de entender (la poética), de acotar (enmarque), de mostrar tenso y bello (composición) este mundo, como si asistiéramos al primer minuto de la creación de un universo desequilibrado, dispuesto a desaparecer ante nosotros, pero domado por el látigo insaciable del artista plástico.
Dice por ahí internet: “Nacido en 1956 en Porcuna (Jaén), es profesor de Educación Vial y posee desde 1995 el título de la Federación Internacional de Arte Fotográfico. En su extenso historial fotográfico figuran más de un centenar de premios en certámenes regionales, nacionales e internacionales.” Además presidente de la Asociación Fotográfica Al-Balat de Porcuna. Dirigió junto a Manolo Jalón durante casi 15 años el prestigioso Premio Obulco de Fotografía Ciudad de Porcuna. Y muchas cosas más: AFOCO, obra en colecciones particulares y fondos de organismos e instituciones. Un largo camino el iniciado donde el que busca encuentra al final su lugar.
Alfonso capta el instante, fuera incluso de la ocasión de una buena instantánea, porque convierte en “instantánea” la foto que no lo es. Como de aparición repentina, como de aparición milagrosa, transforma cualquier paisaje cualquier arquitectura, relacionada o no con la figuración humana, otra de sus preocupaciones como artista. Los personajes dejan de ser, tener un nombre, son “cosa”, como lo es el picaporte de una puerta con una estampa pegada, o el suelo de guijarros, o los charcos, o la tierra cuarteada, o un cielo con nubes que sostienen un árbol sin raíces, elevado sobre un charco.
Su última obra reciente es el Calendario 2014 de Porcuna al que Alfonso, este año le ha puesto imagen o piropo, o icono, a cada mes. Un calendario de mediano formato, en espiral metálica, que nos acompañará cada treinta días. Una pequeña parte de nuestra historia repetida a lo largo del año por venir, imágenes fabricadas por la pupila de uno de los grandes pintores de la ciudad de Porcuna de todos los tiempos, pintor sin pincel, pintor de pupila y concepto.
Alfonso dio hace un año el ‘salto’, el gran ‘salto al vacío’, ese deseo del artista para dedicarse en absoluto a su pulsión: CREAR. No ha sido un paso en vano. Su obra, además de la ya reconocida en concursos nacionales e internacionales, la podemos disfrutar desde ya, por el sencillo hecho y simple de adquirir alguna de sus publicaciones, en forma de carpeta, o este mismo calendario 2014. Pero también visitando su estudio, ese pequeño gozo de encargarle una foto directamente, un reportaje, un soplo de sus ojos creadores, con el único fin de disfrutar de la belleza, para así hacer habitable nuestra vida.
En el principio fue el blanco y negro y una ampliadora y aquellos líquidos y esa oscuridad necesaria, ese encerramiento, desde que la imagen se roba del natural y se mete dentro del carrete fotográfico. Al principio solo era encerrar, guardar, revelar el rollo; luego de los fotogramas salía algún negativo bueno y de ahí al visor de la ampliadora, los enmascaramientos, el movimiento de la propia palma de la mano, el tiempo de exposición, el papel químico, los virados en sepia, Alfonso Jiménez Casado, recluido, ensimismado en su alquimia, en plena oscuridad, …dando luz al mundo; …ahora desde la pantalla de su ordenador.
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| Mariscadoras. 2º Premio Certamen de Fotografía sobre Cultura Popular. Ministerio de Cultura. 2008. |
Dice por ahí internet: “Nacido en 1956 en Porcuna (Jaén), es profesor de Educación Vial y posee desde 1995 el título de la Federación Internacional de Arte Fotográfico. En su extenso historial fotográfico figuran más de un centenar de premios en certámenes regionales, nacionales e internacionales.” Además presidente de la Asociación Fotográfica Al-Balat de Porcuna. Dirigió junto a Manolo Jalón durante casi 15 años el prestigioso Premio Obulco de Fotografía Ciudad de Porcuna. Y muchas cosas más: AFOCO, obra en colecciones particulares y fondos de organismos e instituciones. Un largo camino el iniciado donde el que busca encuentra al final su lugar.
Alfonso capta el instante, fuera incluso de la ocasión de una buena instantánea, porque convierte en “instantánea” la foto que no lo es. Como de aparición repentina, como de aparición milagrosa, transforma cualquier paisaje cualquier arquitectura, relacionada o no con la figuración humana, otra de sus preocupaciones como artista. Los personajes dejan de ser, tener un nombre, son “cosa”, como lo es el picaporte de una puerta con una estampa pegada, o el suelo de guijarros, o los charcos, o la tierra cuarteada, o un cielo con nubes que sostienen un árbol sin raíces, elevado sobre un charco.
Su última obra reciente es el Calendario 2014 de Porcuna al que Alfonso, este año le ha puesto imagen o piropo, o icono, a cada mes. Un calendario de mediano formato, en espiral metálica, que nos acompañará cada treinta días. Una pequeña parte de nuestra historia repetida a lo largo del año por venir, imágenes fabricadas por la pupila de uno de los grandes pintores de la ciudad de Porcuna de todos los tiempos, pintor sin pincel, pintor de pupila y concepto.
Alfonso dio hace un año el ‘salto’, el gran ‘salto al vacío’, ese deseo del artista para dedicarse en absoluto a su pulsión: CREAR. No ha sido un paso en vano. Su obra, además de la ya reconocida en concursos nacionales e internacionales, la podemos disfrutar desde ya, por el sencillo hecho y simple de adquirir alguna de sus publicaciones, en forma de carpeta, o este mismo calendario 2014. Pero también visitando su estudio, ese pequeño gozo de encargarle una foto directamente, un reportaje, un soplo de sus ojos creadores, con el único fin de disfrutar de la belleza, para así hacer habitable nuestra vida.
En el principio fue el blanco y negro y una ampliadora y aquellos líquidos y esa oscuridad necesaria, ese encerramiento, desde que la imagen se roba del natural y se mete dentro del carrete fotográfico. Al principio solo era encerrar, guardar, revelar el rollo; luego de los fotogramas salía algún negativo bueno y de ahí al visor de la ampliadora, los enmascaramientos, el movimiento de la propia palma de la mano, el tiempo de exposición, el papel químico, los virados en sepia, Alfonso Jiménez Casado, recluido, ensimismado en su alquimia, en plena oscuridad, …dando luz al mundo; …ahora desde la pantalla de su ordenador.
LUIS EMILIO VALLEJO
