Ir al contenido principal

De la calle al sofá

Lo vemos en televisión, lo leemos en prensa y lo escuchamos por radio, incluso en ocasiones lo observamos desde muy cerca o lo llegamos a sufrir en nuestro propio pellejo; injusticias, fraudes, familias enteras sin empleo, corrupción, timos, sobres con dinero negro, pobreza, desesperación, desahucios, suicidios, frustración, y un largo etcétera que haría la lista interminable. La mayoría de nosotros estamos ya vacunados ante estas noticias y llegamos a verlo como algo normal.

® AD ENTERTAINMENTS ||| PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN

¿Nos importa todo lo que está pasando? ¿Somos conformistas? ¿Es la nuestra una sociedad individualista que ha perdido los principios movidos por ideales, o realmente existe la acción colectiva? Estas y muchas preguntas más abordan mi cabeza diariamente cuando leo la prensa.

Hacia un Estado de Bienestar cada vez más debilitado

El intento de privatización de la sanidad y la educación pública, hace que los ciudadanos teman que estos servicios dejen de ser universales, de acceso público y gratuito. Estos son dos pilares básicos del Estado de Bienestar en nuestro país, y su privatización puede hacer que todo se tambalee.

Además, para que el Estado de Bienestar llegue a máximas cotas de bienestar público, tienen que darse dos premisas que actualmente en España no se dan: por un lado el pagar impuestos competentes que inyecten dinero a las arcas estatales, y por otro el tener salarios dignos que a su vez permitan pagar estos impuestos. El problema surge cuando suben los impuestos y en lugar de subir los salarios para incentivar que todos paguemos religiosamente, los bajen. Esto puede llegar a ser insostenible, esto hace que el fraude se dispare y por consiguiente el Estado de Bienestar como tal se debilite.

Luchar contra el individualismo

El llamado 15-M, también conocido como “movimiento de los indignados” fue e intenta seguir siendo un ejemplo de acción colectiva. Mediante movimientos pacíficos de toda España durante el 2011 se promovía una democracia más participativa alejada del bipartidismo y del control bancario, además de exigir una auténtica división de poderes. Durante los primeros meses, las movilizaciones fueron intensas y muchas de las estampas que allí se producían recordaban a los grandes movimientos producidos en nuestro país décadas atrás.

A raíz de estos movimientos nacieron varios colectivos, otros tantos que ya existían se reactivaron, y poco a poco el movimiento que parecía luchar a favor de una acción colectiva que seguía un mismo camino, se diluyó en varios senderos, que eso sí, intenta hacer el mismo camino, el que lleva a un mismo destino, una “democracia real”.

Ahora bien, la acción colectiva se ha debilitado, y volvemos a una sociedad cada vez más, marcada por el individualismo, siendo esta una forma de escape del mundo y la realidad que nos rodea; nos centramos en nosotros mismos y tratamos de no ver lo que pasa a nuestro alrededor.

La gran causa de que exista esta postura individualista es la desconfianza. La desconfianza hacia un líder que sea capaz de guiar la lucha contra la corrupción, contra la mentira, la desigualdad, el fraude, las injusticias..., sin volverse corrupto o mentiroso. Construimos nuestra vida en base a relaciones de confianza, pero esta se ha visto truncada, y con razón. Hoy es difícil confiar en alguien que luche por unos intereses colectivos que se amolden a necesidades reales, y esto seguirá pasando mientras sigamos desconfiando.

Por otro lado, la globalización y las redes sociales paradójicamente, aunque pensemos que pueden ser herramientas para promover las movilizarnos colectivas, en ocasiones también son utilizadas para dividir y desviar nuestra atención, además de ser instrumentos utilizados para crear confusión e incertidumbre y, en definitiva, crean la duda. Es en este punto cuando todo vuelve al principio, y la movilización colectiva termina por enfriarse diluyéndose el factor común que nos unía al principio.

Tardes de sofá

Ante esto, lo mejor es sentarse en el sofá de casa encender el televisor, coger una libreta y tomar notas culturales de los grandes maestros de la cultura española; Belén Esteban, Jorge Javier o Carmen Lomana. La cultura es importante. Y si esto falla siempre estará el fútbol, ese sí que nos une a todos, sobre todo cuando juega la selección española, no voy a entrar a valorar los derbis.

Y es aquí cuando vuelven a aparecer las preguntas iniciales: ¿Nos importa todo lo que está pasando? ¿Somos conformistas? ¿Es la nuestra una sociedad individualista que ha perdido los principios movidos por ideales, o realmente existe la acción colectiva?

FRANCISCO SUSÍN
Si lo desea, puede compartir este contenido:
© 2020 Porcuna Digital · Quiénes somos · montilladigital@gmail.com

Designed by Open Themes & Nahuatl.mx.